Sé Friki

sábado, 20 de marzo de 2010

Cantos de sirena


Amanecer: El amanecer: Sobre las 7 en un día a finales de Marzo: Sobre esa hora se produce también un curioso anochecer.

Bajé del taxi y puse rumbo a casa y mientras caminaba, una a una, las farolas se apagaban. Con rima, ritmo o métrica. Silenciosa, la luz no se hace escuchar, solo sentía las gotas de llovizna sobre mi, apagadas, una a una, una a una, una continuidad decisa, preparada, algo en lo que no piensas hasta que te da en la frente. Y llegas a la silla y te decides a escribir algo, a ver que tal sale.

La última vez que la vi era rubia, ahora es morocha. Sigue teniendo esa nariz que te da en que pensar y sigue gritando al oído cuan horrible son sus chicos. Sigue teniendo gente que la protege y acosa, medio en serio medio en broma. Te cuenta la misma historia de siempre, esa historia que tu inventaste, esa de un futuro imposible, pero que impulsada por sus labios tan bien definidos te producen una incomoda erección. A mi me producen una incomoda erección. Una dulce, lenta, tangible, solitaria erección. Te cuenta como su chico es un perfecto cretino mientras una canción que hace que consigas derramar lágrimas de cocodrilo (¿los reptiles lloran?). Te dice que si no fueras como eres, que si fueras diferente, que si no estuvieras cansado del ritual, del sonreír, del decir lo suficiente para embaucar... y entonces le dices que te da igual. Que no hay nada que rascar. Te planteas en décimas de segundo que para que coño sirve todo esto, que lo único que quieres es que no te gusten las faldas cortas o las pestañas largas. Solo quería irme a casa, ver como las farolas se apagaban una a una, como el sol salía.

Y terminas de escribir y te vas a dormir con mal sabor de boca, sabiendo que las niñas son tontas, que te niegas a entender a las mujeres, que ojala todo fuera mas fácil. Que mientras ella te hablaba de las mierdas que le empañan el corazón solo puedes pensar en que ocurriría si le plantas un beso en la comisura de los labios, un beso tímido, tan inesperado como cobarde, un beso que probáblemente termine mal, aunque tal vez termine bien, una bonita historia, ya sabéis, chico redescubre a chica y a chica se le caen las bragas y los dos se abrazan y se olvidan de las gilipolleces que les ocupan sus noches de borracha. Y son felices y comen perdices... aunque ella sea vegetariana.

jueves, 4 de marzo de 2010

Vodka kebab


Ayer fue un día extraño. Amaneció nublado y anocheció clareado, antes de ponerse el sol apenas quedaban un puñado de nubes como manos grises intentando agarrar el sol campando por el cielo. Por la mañana fui a clase y por la tarde a la playa, el viento del Golfo de León empujaba las olas creando un caótico revoltijo que odio remontar. Chicos con tabla se agolpaban en la orilla viendo cual era el mejor sitio para empezar a remar mientras otros hacían trampa atajando entre las rocas y saltando desde el espigón.

Apenas duré un par de olas en el agua. El frío, el cansancio, la sed y en general el poco aguante de fumar y beber tanto me hicieron sentarme un banco viendo el mar rojo y el horizonte azul. Envuelto en goma negra y oliendo a parafina mojada empecé a pensar mientras Víctor aun seguía en el agua.

Y empecé a pensar en que últimamente lo único que se me da bien es el mario kart, que aunque las cosas que importan me van mas o menos bien me importa una mierda que me vayan bien. Que no se que es lo que me importa, que mi escala de valores se ha ido al traste, que aunque se donde está el norte me niego a tirar mi vieja brújula rota. Lo absurdo se vuelve fácil y lo fácil se pierde, desparece, se esfuma entre el humo. No se cuando parar y tampoco se cuando empezar. Mi vida sentimental es una tremenda cagada sin pies ni cabeza, solo un torso desnudo y un agujero entre las piernas que no soy capaz de disfrutar. Y entonces me llama y me dice cuanto me echa de menos y yo la trato mal y al día siguiente yo soy el que marca y le digo cuanto la echo de menos y ella me trata mal.

Las canciones tristes deberían de estar prohibidas por ley: