El otro día vi up in the air y fue lo peor que pude haber hecho: Me dejó destrozado. El final de ese largometraje es puro desconsuelo.
Dentro de unas horas tengo el último examen de este cuatrimestre, ojala fuera el último examen, pero creo que me voy a pasar toda la vida examinándome, probando lo que se ante desconocidos solo para poder seguir adelante. Cierro los ojos y se que el mundo sigue girando, que cuando yo no esté la realidad no se fugará a otra dimensión, que como dice Victor el problema surge cuando te das cuenta que tienes mas vida por detrás que por delante. 35 años y tendré mas pasado que futuro... ¿y habré vivido? Probablemente estaré jodido, atrapado en el mecanismo del mundo laboral y de la responsabilidad.
Pero hay temporal, viene viento del norte, recorriendo la costa, moviendo partículas de aire que a su vez mueven gotas de agua y nada me impedirá mañana ser impulsado por una onda vehemente que ha recorrido todo el universo y seguirá recorriéndolo, nada me impedirá el no padecer nada, ni el frío, ni el cansancio, ni la lluvia, ni el viento, ni la tristeza ni la felicidad. Ni la soledad. Y me sentiré vivo.
El jueves iremos a la plaza, a beber, a tocar el ukelele, a hablar con desconocidos, a helarnos el culo en la calle, a mancharnos de vino, a comprar siete mecheros por un euro, a contar historias baratas, a mear en los arboles, a fumar droga, a reírnos, a quitarnos el olor a exámenes, el olor a casa, el olor de la biblioteca por la noche, el olor a semen, el olor a derrota.
Miraré el cielo y comprederé lo que es el azul. Me lameré los labios y los notaré salados.