No hace honor a la verdad

Voy a ser cruel. Tal vez no todo lo que mis lectores esperen, o tal vez lo sea demasiado para otros. Pero en cualquier caso voy a intentar ser cruel.

A todas las feas del mundo, este post va dedicado a vosotras. A todas las que soñáis con ser la sombra de las chicas del blog. A todas las que os miráis en el espejo por las mañanas y veis a ese alguien que tanto odiáis, que si decidieseis golpearos con un extintor la cabeza no habría mucha diferencia con la imagen de vuestro rostro anterior. A todas las que no es que seáis feas, es que simplemente estáis mal hechas. A las realmente feas:

Mala suerte, genética, un espeluznante accidente o simplemente le caéis mal a alguien de Ahí Arriba, sois feas, muy feas, no esperéis del mundo algo más que compasión, miradas hacia otro lugar, medias sonrisas o vómitos en el suelo. El mundo es así, vosotras sois así. Podéis intentar ser las más fuertes, las más rápidas, las más listas o las mejores, pero lo que más os importa nunca lo conseguiréis: Una cara nueva.

Dicen que la suerte de la fea la guapa la desea. Y una mierda. Si la fea tuviera suerte no hubiera sido fea, o por lo menos no tan realmente fea.

Incomodáis a la gente con vuestra presencia, ¿es que no os dais cuenta? Si quisiéramos ver algo así iríamos al circo.

La vida te podrá ir bien, podrás ser feliz, e incluso podrías llegar a realizarte parcialmente, pero seguirás siendo la imagen ideal de una revista para enfermos fetichistas de engendros de la naturaleza. ¿Te arriesgarás a tener hijos y que hereden tu legado genético?

Tal vez el mundo no os merezca, tal vez vuestros corazones sean demasiado grandes para este mundo, tal vez vuestro sufrimiento silencioso y patizambo sea digno de mención o admiración, que vuestro peor pecado sea haber nacido así. Tal vez, si la reencarnación existe, seáis el último cuerpo que toméis antes de alcanzar la sabiduría plena. Tal vez os pasen millones de cosas maravillosas en la vida, pero, ¿sabéis que? Sois feas de cojones.

Fea.