
Desde
Nochevieja no escribo nada realmente decente, no me ha pasado nada porque no he tenido tiempo de salir, y las cosas anteriores tampoco eran como para tirar cohetes. Así que voy forzar la cerradura del baúl de los recuerdos y os voy a contar una de mis historias nunca contadas.
Esto nunca se lo he contado a nadie porque me da mucha, pero que mucha vergüenza, pero me he puesto algo borracho de las cervezas que me he bebido mientras jugaba al
wow... así que allá va.
Año 2008. Mes Abril.
Fue una de esas noches de las que no quieres salir, o por lo menos no tienes pensado salir. ¡Era sábado! Por Dios, nadie sale los Sábados.
Llegué a casa después de beber un rato por la tarde, cené y me duché. Me vestí con mis peores galas y saqué mi mejor sonrisa, esa con la que nunca he ligado. Y comencé a caminar hacia la discoteca donde había quedado. Llegué, pagué la entrada y entré.
Y no estaban. Los busqué una y otra vez, pero no estaban. Los llamé al móvil... y no estaban. Estaba allí, con 20 euros en el bolsillo y la copa de la entrada. Y empezó a sonar una de las muchas canciones que me hacen sudar. Fui a la barra y una de las tan impresionantes camareras que te miran desde arriba, no por prepotencia ni por superioridad, si no porque son mas altas que tu, me sirvió una copa. Supongo que sería ron, en aquella época yo solo bebía ron. Y me apoyé en la barra, decidiendo si me quedaba o me iba. Estaba yo solo, ¿que podía hacer? Volver a casa era un largo paseo y estaba chispeando. Hay gente que piensa que pasear bajo la lluvia es bonito, romántico, decadente y de película. Yo pienso que te mojas y te
jodes.
Me pedí otra copa, como el que pide limosna, si no te la dan esperas un poco mas, y si te la dan, das las gracias. Y me la bebí.
Y una tercera. Ya había pasado una hora o más, y aun seguía dándole vueltas al asunto de volver. Entonces ocurrió. No os puedo decir si estaba apunto de irme o no, no me acuerdo, ya estaba tocado, solo me quedaba hundirme y dioses si mi hundí.
Ella, como no, ¿que otra cosa podía ser?, puso su mirada en mi, y yo en ella, era muy guapa, pero que muy guapa. Se acercó a la barra y se colocó
pegadita a mi, y pidió 2
chupitos, lo recordaré toda mi vida, dos
chupitos de peché. Y me dio uno. Sin mediar palabra. Nenas, así es como ligan las chicas de verdad, y las que no lo hagáis así sois unas zorras. Si os dedicáis a volar por el antro esperando que una polla se os acerque a deciros tontadas, ya sabéis lo que sois, unas zorras. Me lo bebí. Me quedé un instante mirándola, un instante que pudo ser un minuto. Y empecé a hablar con ella.
Me gusta pensar que la conquisté con mi presencia chulesca en la barra, mi penetrante y melancólica mirada y mi fluida, elocuente y profunda conversación con ella. Pero no fue así. Dije dos memeces, ella me siguió el juego, y mientras yo hablaba contándole a saber Dios que, me suelta, ¿otro
chupito?
¡Dioses del Metal! ¡Quería emborracharme! Y no se como... pero lo consiguió, tuvo que usar parte de su astucia... ¡no! ¡Toda su astucia!
Jeje, pero que digo, como si emborracharme a mi fuera difícil. Al
lio.
Ella también se puso fina. Me mira y me droga, y ella bebe. Y yo bebo. Y nos montamos en un taxi rumbo a mi piso. Y subimos. Y nos desnudamos. Y follamos.
Ella estaba encima mía, subía y bajaba. El flexo estaba apagado, pero por la persiana se colaban los primeros rayos del amanecer. Llevaba un bonito sujetador, no se por que, no se lo quité.
Derrepente vomitó, encima mía. Me vomitó entero. Pero estaba apunto, los chicos mayores sabrán a que me refiero. La cogí, mientras le daban arcadas la puse boca abajo y terminé lo que había empezado, mientras me rondaba por la cabeza una frase de
Yoda que me ha acompañado desde que empecé la carrera, lo hice. Luego ella se dio la vuelta y me miró con los ojos vidriosos. Era tan guapa, otro día cualquiera podría haberme conquistado solo con una mirada. Podría enamorarme de ella. Nunca pensé que
pudiera ahogarme en los ojos de alguien. La tenía debajo de mi, creo que ha sido la chica mas guapa con la que he estado. Algunos sabrán a lo que me refiero, de esas que las miras y se te encoje el alma, que te da vergüenza mirarlas, como si no fueran para ti, como si, como... Y entonces me llegó el olor, ese olor a rancio y ácido. A bilis. Y me dio tanto asco que le vomité yo encima.
Me duché, se duchó y se fue.
Espero que esta historia no salga de aquí. Si alguien me pregunta algo sobre esto, yo lo negaré todo.