Sé Friki

viernes, 29 de octubre de 2010

Bebida refrescante aromatizada


Se llamaba Fulana de Tal y era de Tarragona. Aquella tarde de un octubre ventoso y rosado vestía unas zapatillas con corazones del color de una pompa de aceite de motor, unas medias azules y una falda vaquera. La camiseta era multicolor, muy amarilla y de manga larga. Fualana de Tal era algo rubia, con una perforación en la nariz y se ponía gafas para mirar la pizarra, ir al cine o ver la tele. A veces llevaba una coleta y otras veces llevaba trenza, pero nunca llevaba el pelo suelto.

Fulana de tal estaba sentada segunda fila, pegada a la ventana, mordisqueaba el boli con aire ausente, miraba la pizarra, pero yo sabía que no prestaba atención, garabateaba remolinos y hojas en la mesa.

No se mas de ella, yo me imagino que fuma, me gusta que las mujeres fumen, creo que es porque mi madre fumaba durante el embarazo y esas cosas se tatúan en el subconsciente. Imagino que fuma y que saca el humo por la nariz, que bebe vino con cocacola en los parques y que ama las cosas por lo que representan, no por lo que son. Imagino que es una chica que te habla, se ríe de tus chistes y te da cancha hasta que suelta un hasta mañana. Imagino que tiene un novio al que odiaría si no fuera tan buena gente. Seguro que para moverse usa la bici y que prefiere los antros cutres a los sitios con clase.

Me gusta pensar que tiene una amiga fea porque ella nunca fue la guapa y se cansó de no sentirse especial. No se porqué odio a esa amiga fea que no existe. Ella es una poser, cabalga sobre la cultura de una moda alternativa manufacturada por niños vietnamitas al servicio de las cadenas de tiendas de ropa, y eso le encanta, le encanta la hipocresía del mundo.

En el fondo Fulana de Tal es una mala persona, su escala de valores está invertida y su ombligo es el centro de su universo particular. Yo mi me conmigo. Cada vez que veo desde el otro lado del pasillo a Fulana de Tal su corazón se vuelve un poco mas negro, que despelleja gatitos y apalea bebes de foca.

Ha habido un descanso, Fulana de Tal ha salido de clase y ha ido directa a la máquina de café. Yo me he sentado en la escalera con los demás y por un momento se han cruzado nuestras miradas pero la he apartado rápidamente, no quiero saber nada de esa torturadora de bebés.

lunes, 25 de octubre de 2010

Vertial Lines

La canción me parece una puta mierda, pero joder, si una imagen vale mas que mil palabras, ¿que puñetas podrá valer este video?

sábado, 23 de octubre de 2010

Mi pica un testículo


Dicen que el aburrimiento es el primer paso hacia la recaída.

Y aquí estoy un sábado por la noche, encerrado en mi cuarto con la ventana de par en par mientras el humo escapa de entre mis dientes. La ciudad susurra y ruge al mismo tiempo, tráfico, borrachos y chicas en tacones fluyen. Un tipejo se ríe y una fulana canta. Y yo aquí, un sábado por la noche encerrado entre cuatro paredes.

Victor se ha pirado de fiesta sin mi, Anita se ha pirado a su pueblo de mierda como siempre, y a mi me entran ganas de gritar, pero no tengo ganas.

Me han entrado unas ganas horribles de fumar, así que me he puesto a rebuscar entre los cajones de la habitación, y no había nada, solo la punta de grafito de un lápiz que por un instante fue una minúscula china. He abierto el grinder, el yin y el yan, y ahí quedaban los rescoldos de fumadas pasadas, y me he puesto a escarbar, con la punta de un palillo, entre los recovecos de una filosofía ridícula. Luego el papel. No tengo papel, no hay libro que valga en la habitación. Pero si un teléfono móvil, he abierto la tapa y he quitado la batería, y ahí estaba, un papel, perfectamente doblado, el papel del protagonista de la función, un romeo sin julieta, un max estrella en una habitación de valencia. El esperpento.

Y aquí estoy, esperando que alguien se conecte al mesnenjer para poder hablar. Suplicando por algo de contacto humano. Fumando tabaco manufacturado y borracho de mistela.

jueves, 14 de octubre de 2010

Uñas postizas


Me he puesto ese inspector para que se vean los seguidores y que os unais a mi, pendejos.

jueves, 7 de octubre de 2010

Mirando de reojo


Echo de menos los petas. Los echo mucho de menos, y solo ha pasado una semana. Cuando lleve un mes intentaré llamarlos por teléfono para suplicar que vuelvan, pero no volverán, porque son petas y como tales no pueden hablar.

Hoy los echo especialmente de menos porque ha sido un día muy aburrido: en la gráfica tiempo-aburrimiento a habido un pico. Echo de menos sentarme en el balcón y notar como se me entumece el cerebro, como puedo dejar pasar las horas sin notar que estoy perdiendo el tiempo. Notar que no me importe que la realidad tenga sentido o no, notar que no siento el mundo.

Se que este post es muy yonki, pero es la verdad. Con los petas no vale la llamada del ahorro para paliar la ansiedad. O fumas y te jodes o no fumas y te jodes. No hay mucha variedad, aunque pensándolo seriamente no se muy porque he dejado de fumar. No es para demostrar que puedo dejarlo, o porque me perjudicaran, ya que mis errores no están relacionados con ellos. Tampoco los he dejado por presión social o porque sean malos para la salud. Pero no quiero volver. Es como una de esas exnovias que te perjudicaba seriamente, que eran dañinas para ti, pero que cuando se van no puedes parar de pensar en ellas y solo recuerdas los buenos momentos y no la cantidad de mierda que te hizo tragar.

Supongo que es por pasar de pantalla. Dejar a tras esa época de mi vida en la que era un fumeta del tres al cuarto. Que era un tipo que se sentaba en un banco viendo como la gente iba y venia mientras el cigarro se consume y la cerveza que te han vendido se enfría.

Que ganas tengo de volver a casa unos días.

domingo, 3 de octubre de 2010

Papel de cocina


No iba borracho del todo, pero rozaba la perfección, podía rozar con la punta de los dedos el ciego que tanto necesitaba, solo estaba a una copa más, solo una copa más y obtendría la puntación perfecta, todos los jueces que me observaban con meticulosa precisión me darían un diez, el partido perfecto, salí, bebí y vencí. Iba a ser el héroe que derrotó a la adversidad bebiéndosela, pero, siempre a hay un pero, eché la mano al bolsillo, a sacar la cartera y pedir el chorro de gloria que me catapultaría al estrellato y la fama cuando me doy cuenta que no está, que la he perdido. He perdido la cartera. Y aun así la música sigue sonando, y la gente bailando, y yo he perdido la cartera, las tarjetas, el id, la carné de la uni y aquel condón de sabor a chocolate que nunca pude usar.

-¿Qué buscas?

Una chica se pone en frente mía, yo la miro. Se acerca a mi oreja y me vuelve a decir que que busco. Mi penúltima copa, le respondo.

-Me gusta tu sobrero

Yo sigo mirando al suelo, lamentándome de mi mala estrella, buscando la cartera, a ver si hay suerte.

-Me quieres prestar atención, estoy aquí intentando ser simpática y tu pasas de mi
-Que estoy buscando mi cartera
-No hace falta ser tan borde
-A ver, no te conozco de nada, ¿me quieres dejar en paz? Pesá, déjame tranquilo

Y me suelta un bofetón. Plas. Me quedé tan desconcertado como se queda el tigre mirando la silla de 4 patas con la que le amenaza el domador. Plas, otro más. Entonces, en contra de toda previsión, la agarro de los hombros y la beso, apretando los labios contra los suyos. Me mira, y yo la miro a ella, y me pierdo en su boca y ella se pierde en la mía. Nos besamos mientras alguien se bebe mi dinero. Me separo de ella y me vuelve a dar un bofetón y se va. Yo me quedo ahí plantado contra la pared, pensando en el taxi que no puedo cojer para volver a casa cuando la chica vuelve me agarra de la mano y me saca del local.

Lo mas increíble es que ella tenía un condón de sabor a chocolate.