lunes, 9 de julio de 2007
Maldita gripe.
Las estrellas luchaban por brillar aquella noche. La ciudad, silenciosa, iluminaba el cielo con un artificial resplandor. A lo lejos el ruido de una moto me despertaba.
Estaba empapado en sudor, seguramente la pastilla habría hecho efecto y la fiebre había bajado. Miro el reloj del despertador, las 4:14, buen número.
Me incorporo despacio, busco un pañuelo en la mesilla, descargo mi interior en la tela. Seguramente solo somos mocos.
Salgo de la cama y voy dando tumbos hacia la cocina. Agarro una botella y bebo de ella. Me acerco a la ventana, un chorro de aire fresco en mi cabeza es la felicidad. Empapado en sudor.
Me vuelvo a acostar. No puedo dormir, estoy cansado y no puedo tocar el ordenador. Nisiquiera puedo darme una paja con porno en condiciones y estoy tan ausente que tampoco quiero intentarlo.
Hace un calor insoportable. Me acuesto en el suelo con un cojín.
A la mañana siguiente mi madre me despierta dicendome que estoy mal de la cabeza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Si el mundo es un pañuelo, ¿nosotros que somos?
Está claro.
Joder!!
A las 4:14???
Como mi habita en la Conchus, 414!!!!
xD
todo tiene sentido si el número 414 está presente... XD
Publicar un comentario