Sé Friki

sábado, 29 de septiembre de 2007

La Verja

Un gran predicador está enseñando en la plaza del mercado. Y resulta que un marido encuentra pruebas esa mañana del adulterio de su esposa, y la muchedumbre la lleva a la plaza para lapidarla hasta la muerte.
El predicador se adelanta y se coloca junto a la mujer. Por respeto a él la muchedumbre se detiene y espea con las piedras en la mano. "¿Hay alguien aquí que no haya deseado a la esposa de otro hombre, al marido de otra mujer?", les dice.
Ellos murmuran y dicen: "Todos conocemos el deseo. Pero, Maestro, ninguno de nosotros ha cometido el acto."
El predicador dice: "Entonces arrodillaos y dad gracias a Dios porque os hizo fuertes." Toma a la mujer de la mano y la saca del mercado, y justo antes de que ella se marche le susurra: "Dile al señor magistrado quién fue el que salvó a su amante. Dile que soy su siervo leal."
Así que la mujer vive, porque la comunidad está demasiado corrupta para protegerse del desorden.

Otro predicador, otra ciudad. Se acerca la mujer y detiene a la multitud, como en la otra historia, y dice: "¿Quién de vosotros está libre de pecado? El que lo esté, que tire al primera piedra."
La gente se avergüenza y olvidan la unidad de su propósito al recordar sus pecados individuales. "Algún día -piensan-, puedo ser como esta mujer, y esperaré el perdón y otra oportunidad. Debo de tratarla como me gustaría que me tratasen."
Y cuando abren las manos y dejan que sus piedras caigan al suelo, el predicador coge una de ellas, la alza sobre la cabeza de la mujer y golpea con todas sus fuerzas. Aplasta su cráneo y esparce sus sesos por el suelo.
-Yo tampoco estoy libre de pecado -le dice a la multitud-. Pero si dejamos que sólo la gente perfecta cumpla la ley, pronto la ley morirá, y nuestra ciudad con ella.
Así que la mujer muere porque su comunidad era demasiado rígida para soportar su desviación.
La versión mas famosa de la historia es notable porque es rara en nuestra experiencia. La mayoría de las comunidades se encuentran a caballo entre la podredumbre y el rigor mortis, y cuando se desvian demasiado, mueren. Sólo un predicador se atrevió a esperar de nosotros un equilibrio tan perfecto que pudiéramos cumplir la ley y perdonar la desviación. Por eso, naturalmente, le matamos.


San Ángelo, Cartas a un Hereje Incipiente, trad. Amai a Tudimundo Para Que Deus Vos Ame Cristão. 103:72:54:2

3 comentarios:

Perry Mason dijo...

Oye mierdaaaaa apúntate a lo de kukuxumusu. Yo me he apuntado con BorjaP a ver que pasa...

A ver si nos vemos las caras en alguna eliminatoria.

Putooooo!!!1!

Tramp dijo...

ya creía yo que el comentario tenía que ver con la entrada. ¬¬

Bueno, tengo que hablar con mi compañero para ver si me apunto con él.

Anónimo dijo...

Tramp, impresionante. Me ha gustado mucho tu entrada. Y el final es increible. Creo que voy a copiármelo y enviarlo por mail a todos mis contactos.

Por cierto, ánimo en el musssssss. Yo este año no me apuntaré. Y a perry mason y a su compañero les van a dar por todos los lados, je je je

Battosai_icchy