viernes, 27 de marzo de 2009
Alfredo
Yo también puedo ser rastrero -dijo Alfredo- yo también puedo golpearte donde duele y donde no se debe pegar.
Pero a Alfredo no le gustaba golpear ahí, no era correcto. Otros lo hacían, daban golpes bajos sin motivo alguno, se los daban a él, pero Alfredo aguantaba la respiración y apretaba los dientes. A Alfredo le gustaba pensar que era porque tenía mucho autocontrol, pero seguramente fuera porque él sabía que la gente no era como él. Podría meterse en problemas inútiles si les machacaba las rodillas con su tibia.
Gente claramente inferior que Alfredo (no en estatura, si no en todo lo demás) lo puteaba. Lo puteaban a escondidas, desde la seguridad de la distancia y el anonimato. Y el se preguntaba ¿porqué?
Será por que me tienen envidia -se decía el Protagonista de Nuestra Historia- aunque tal vez solo sea una de las razones. Son unos necios -sentenció- y morirán necios e idiotas.
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Trasnochar
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1 comentario:
Vaya una garrulaca...
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