Sé Friki

miércoles, 29 de abril de 2009

Buena vida


El viento le golpeaba el rostro bronceado por las largas horas de sol plantado frente al mar. Pasaba las horas esperándola mientras las olas subían y bajaban en series que convergen al infinito.

Tenía una furgoneta que le servía de casa, un perro llamado Roberto. Pocas posesiones mas tenía; un poco de ropa vieja, un par de bañadores y una Pukas 6'2'' firmada por Peter Daniels.

Se dedicaba a buscarla por el mundo, de un lado para otro. Escuchaba rumores de que podría estar aquí o allá, y seguía esos rumores como el que caza moscas con palillos: sin resultados.
Visitaba cada una de las casas, cada una de las camas, cada uno de los aseos donde decían que estaba, pero solo encontraba una mierda flotando en el agua.

Pero era feliz, no necesitaba a nadie, porque el mundo le pertenecía, iba donde quería y comía lo que le apetecía. No era religioso, no por convicción o decisión, si no por omisión del pensamiento. Simplemente era algo que no le interesaba.

Lo hacía con muchas otras, muchas, pero ninguna lo convencía. Podía tener orgasmos muy intensos, pero no era lo mismo. No le llenaban el corazón. La ola perfecta es como una amante esquiva.

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