Sé Friki

sábado, 9 de junio de 2007

La Vespa amarrilla.

Aquí no hay nada increible solo lo de siempre.

(Naota)

Tal vez esa sea la frase que defina en gran parte mi vida. A todo el mundo le guataría destacar, ser diferente, que su vida fuera distinta a las demás vidas.
La vida es una autopista de áridos y betún negro caldeado por el sol, por donde la gente pasa, unos viniendo y otros marchando, sin mirarse a la cara, donde las débiles señas de identidad son marcas de coche y hay que conducir como dictan las normas, siempre igual, solo lo de siempre.

Hay gente que se para en el camino con su Vespa amarilla y unos zapatos horteras que piensa que la vida es aburrida y nada va a cambiar, que incluso si algo, lo mas alucinante y dinámico del mundo (una chica que te vuelve loco) se metiera de lleno en tu vida al final se iria, el dinamismo de ella o ella. Al final todo sigue igual.

Los libros siempre cuentan historias alucinantes de gente interesante. Las películas hablan de hechos que por pequeños e insignificantes que sean, en el fondo son grandes. Pero en la vida (la mía) todo continua impasoble con la regla de la monotonía.

Marcharse con una furgoneta destartalada y una tabla de surf a recorrerse las playas del mundo, viviendo como un observador anónimo y acariciando el día a día debe de ser el mejor camino. Tal vez Naota debría de haberse ido con Haruko en su Vespa amarrilla, pero él era solo un niño y su camino era la universidad.

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