No, ahora es tarde prima
voy a subir allí, a la luna opalina.
Más de un alma noble hallaré en mi paseo,
encontraré a Sócrates y a Galileo.
Filósofo, poeta, espadachín y gramático,
y músico, y también matemático.
Con su nariz y su espada amó mucho,
no por su bien.
Aquí yace
Hercules Sabinien
de Cyrano de Bergerac.
Lo hizo todo y no hizo nada,
pero ahora me voy, perdón,
no le puedo hacer esperar,
a ese rayo de luna que me viene a buscar.
Nooo, no me sostengáis,solo
, sólo los árboles,
me siento ya entre los mármoles
forrado de plomo.
Y puesto que está cercano
iré a buscarle con la espada en la mano.
¿Qué decís? ¿Qué es inútil?
Ya lo sé,
esta vez me bato sin saber por qué.
Es más bello romper inútiles valladares
¿Quiénes son todos esos?
¡Sois millares!
Ahora os reconozco,
sois mis viejos enemigos
que me lanzáis avisos;
la mentira, la cobardía
los compromisos.
Ya sé que finalmente
conmigo vais a acabar
pero no importa:
¡A luchar! ¡A luchar! ¡A luchar!
(mueca de dolor moribundo)
Sí, todo me lo quitaréis
el laurel y la rosa
Llevaóslos, pero
me queda una cosa
que me llevo.
Y esta noche,
cuando entre en la casa de dios
brillará intensamente mientras diga mi adios,
algo, que inmaculado
meceré en un arrullo
y me lo llevaré para siempre,
y es,.... es...... (último aliento) mi orgullo.... (y la portentosa cámara de Jean Paul de Rappenau se eleva entre los arboles en una especie de transición a mejor vida)
Cyrano de Bergerac
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